Horario de Sueño para 4 años y 11 meses

Sí, es completamente normal. Aunque muchos niños empiezan a dejar la siesta entre los 3 y los 5 años, algunos de casi 5 años aún se benefician de ella. Es un período de transición, y la necesidad de siesta varía mucho de un niño a otro. Observa las señales de fatiga de tu hijo: ¿está irritable, con dificultad para concentrarse o muy activo por la tarde? Si es así, una siesta podría seguir siendo beneficiosa.

Una siesta ideal para esta edad suele durar entre 60 y 90 minutos. En cuanto al horario, lo mejor es que sea a media mañana o al principio de la tarde, terminando idealmente antes de las 2:30 PM o 3:00 PM como máximo. Esto asegura que tengan suficiente 'ventana de vigilia' (tiempo despierto) antes de la hora de acostarse por la noche, lo que facilita que concilien el sueño a su debido tiempo.

Cuando la siesta se convierte en una batalla, considera cambiar el enfoque. Puedes introducir un 'tiempo tranquilo' (quiet time) obligatorio. Pídele que pase una hora en su habitación leyendo libros, haciendo rompecabezas, dibujando o jugando tranquilamente de forma independiente. Aunque no duerma, este tiempo de descanso y relajación mental y física es crucial para recargar energías y evitar la irritabilidad por la tarde.

Una siesta programada demasiado tarde en la tarde o que sea excesivamente larga puede impactar negativamente la hora de dormir nocturna. Si tu hijo tiene dificultades para conciliar el sueño por la noche o se acuesta muy tarde después de una siesta, es probable que la siesta esté interfiriendo. Intenta acortar la duración de la siesta o adelantar su horario para que termine más temprano, garantizando así que haya suficientes horas de vigilia antes de la cama.

Las señales clave incluyen: resistirse consistentemente a la siesta sin mostrar signos de cansancio excesivo después; tomar más de 30-45 minutos para conciliar el sueño por la noche incluso después de una siesta corta; despertarse muy temprano por la mañana; o estar menos cansado a la hora de acostarse, lo que resulta en más juegos y resistencia. Si estas señales son consistentes, tu hijo podría estar listo para hacer la transición a un horario sin siestas, aunque es importante seguir ofreciendo tiempo tranquilo.