Horario de Sueño para 1 año y 4 meses

La mayoría de los niños hacen la transición de dos a una siesta entre los 14 y 18 meses de edad. Si tu hijo de 16 meses aún toma dos siestas, es completamente normal si duerme bien por la noche y ambas siestas no interfieren con su hora de acostarse. Sin embargo, si notas que se resiste a la segunda siesta, que las siestas son muy cortas, o que la siesta de la mañana es tan larga que retrasa demasiado la de la tarde, afectando la hora de dormir por la noche, podrían ser señales de que está listo para la transición. Para ayudarle, intenta mover gradualmente la siesta de la mañana más tarde cada día hasta que se convierta en una única siesta al mediodía.

Para un niño de 16 meses que ya está en una sola siesta, el horario ideal suele ser al mediodía, generalmente entre las 12:30 PM y la 1:30 PM, después del almuerzo. La duración de esta siesta puede variar, pero comúnmente oscila entre 1.5 y 3 horas. El objetivo es que la siesta termine al menos 3 a 4 horas antes de la hora de acostarse para que el niño tenga tiempo suficiente para desarrollar la 'presión de sueño' necesaria para dormirse fácilmente por la noche.

La resistencia a la siesta a esta edad es bastante común y puede deberse a varios factores. Podría ser una señal de que está listo para la transición a una siesta (si aún toma dos), un salto de desarrollo (como aprender a caminar, nuevas palabras), la dentición, la ansiedad por separación o simplemente que está probando límites. Es importante mantener la consistencia en la rutina de la siesta, asegurando un ambiente propicio (oscuro, tranquilo) y ofreciendo consuelo. Evita eliminar la siesta por completo a menos que sea absolutamente necesario, ya que la mayoría de los niños necesitan esa recarga energética diurna hasta al menos los 3 o 4 años.

Las siestas diurnas tienen un impacto significativo en el sueño nocturno. Demasiado sueño diurno (especialmente si la siesta es muy larga o muy tarde) puede dificultar que tu hijo se duerma por la noche, causar despertares nocturnos o un despertar temprano por la mañana. Por otro lado, una siesta insuficiente o la falta de ella puede llevar a que el niño esté demasiado cansado (sobrecansancio), lo que paradójicamente hace más difícil conciliar el sueño y mantenerlo durante la noche. Busca un equilibrio: una siesta única de 1.5 a 3 horas que termine al menos 3 o 4 horas antes de la hora de acostarse es lo ideal para la mayoría de los niños de esta edad.

La consistencia es fundamental para establecer un patrón de sueño predecible y ayudar a regular el reloj biológico de tu hijo. Intenta que la siesta comience y termine a la misma hora cada día. Sin embargo, la vida real implica flexibilidad. En ocasiones, está bien tener una siesta ligeramente más temprano o más tarde. Si un día la siesta se pierde o es muy corta, considera adelantar la hora de acostarse para evitar el sobrecansancio. Lo más importante es volver a la rutina normal al día siguiente para mantener la estabilidad del horario de sueño.